Con tres años cumplidos, pues ya se descartan precocidades y no habría que volver a repetir, salvo alguna excepción como no poder determinar el CI por disparidad significativa de resultados. Si nos dicen que la detección antes de los seis años no es posible, no es cierto; no sólo es posible sino que además es muy necesaria. El único problema de hacerlo con tres años es que en general precisa más tiempo para cada niño, situación que el sistema oficial no es capaz de asumir, comprensiblemente, por sus limitados recursos.
Es muy importante identificar las Altas Capacidades cuanto antes para poder atender a las necesidades, tanto educativas como emocionales, que pueda tener el niño
A menudo, tener un informe que confirme la existencia de esas Altas Capacidades ayuda a los padres a comprender muchas actitudes y a eliminar otro tipo de sospechas. El objetivo no es la «etiqueta» sino la atención de las necesidades del niño.
Cuando un padre o madre sospecha que su hijo o hija tiene altas capacidades son muchas las preguntas que se agolpan en su cabeza: ¿Será bueno que le identifiquemos? ¿Pensarán que soy un prepotente si lo pido en el colegio? ¿Se reirán de mí o del niño o niña? ¿A dónde acudo, al profesor, al orientador, a un psicólogo privado…? ¿Y no será mejor dejarlo a ver si se le pasa?
Si tiene sospechas de que su hijo pueda ser de Altas Capacidades, lo primero es acudir a un profesional que las confirme. No esperar. En España, la legislación reconoce las necesidades educativas especiales de estos niños, sin embargo, no existe una definición oficial, ni tampoco un protocolo estandarizado de identificación y respuesta educativa. Cada Comunidad Autónoma tiene su propio protocolo.